jueves, mayo 22, 2008

EN LA PLAYA

Allí tumbados bajo el sol, tomándolo, absorbiéndolo…desnudos como no!!!, practicando nudismo, como otras veces, naturalmente.

Mimetizados sobre la arena, color carne-arena, no se sabe donde ni cuando empieza o acaba, la simbiosis…

Allí, bajo la atenta mirada de algunos, o nadie según se mire, según el día…

El ruido del mar de fondo…los sudores, los olores…tú, tumbada boca abajo, con tu silueta femenina, con tu cabello largo, que te cubren los hombros…

Tus nalgas duras…tus pechos apretados por la barrera creada por el suelo, la fuerza de la gravedad actuando, la fuerza de la naturaleza impugnando…

Con las piernas cerradas, hermética, casi dormida, solo se adivina una rajita, pequeña, graciosa, juguetona…

Yo a tu lado tumbado, cogidos de la mano, rozándonos con la cintura…a veces me muevo, porque soy más inquieto, y pongo la pierna sobre las tuyas…

Tú sigues sin desvelarte, casi dormida…yo con mi mano juguetona, divertida y traviesa… buscando, buscando un resquicio, una obertura…

Y poco a poco entre sonidos de olas, y llantos de caracolas…encuentro la morada…

La cueva marina…si porque de inmediato noto el flujo, ese flujo salado que sin probarlo, sin catarlo, solo por los olores, ya sabe uno que huelen a alga marina…

Y de pronto te empiezas a desbordar con movimientos sinuosos, movimientos de inquietud…

Despiertas en aquella playa casi desnuda de gente…pero no de mirones…

Y te me insinúas…te pones juguetona e impaciente…quieres que te meneen las olas…

Entras al rol, del amante camaleón…quieres revolcón sobre la arena caliente…caliente como el ambiente…

Te me vuelves a medias…y me haces rozar tus pezones duros y necesitados, a mi mano complaciente…juego con tu piel, arriba y abajo…tocándote sin parar, con ritmo, acompasadamente, hasta que hurgo de nuevo en la raja del placer…en la cueva oscura recubierta del monte aquel que tiene nombre femenino: Venus.

Después de retozar durante varios minutos, un instante sin pausa, un gran rato…sin prisas, en la arena de la playa… sonrientes nos vamos al agua, para allí terminar la faena empezada, para fundirnos con el liquido elemento, integrarnos en un solo cuerpo, allí sin barreras de plástico, sin fronteras morales, ni quejas de ultima hora…ayudados por el vaivén de las olas, bajo la atenta mirada, de algún desesperado intransigente transeúnte del paseo dunar, que no come ni huele, ni saborea arena de playa, pero está allí, expectante, en ese mismo lugar, sin casi movernos…solo nos dejamos arrastrar por las corrientes marinas mínimamente, allí en el mar de aquella playa, en medio de la pasión veraniega, de esa aventura loca, pero loca de amor, de deseo, loca de vida, porque sin locura, pasión y deseo no hay amor, - no confundamos con amistad- allí sin más, pero como otras veces a lo largo del verano, del verano este, del que viene, de los que vendrán, allí terminamos el festín pleno de placer, llamado orgasmo.