CUENTA LA LEYENDA...

A diario Julio, un hombre cualquiera y sencillo, se levantaba para saludar a su gente, hacer vida social en el barrio, pero sobre todo para ir a regar ese trozo de huerta que tenia en la Okupa aledaña a su casa...Para él como para otras personas la vida era sencilla, simple pero a su vez feliz, dentro de lo que cabría como definir felicidad en la Jungla de asfalto. Por otro lado Feliciano, se levantaba para ir a pasear, con los amigos, practicar la petanca, jugar al Mus y al dominó, y mantener largas horas de conversaciones sin salida...el disfrutaba de la velada que le proporcionaban las horas de luz del Sol, ese astro maravilloso... También estaba por otro lado, Angustiano, joven entre-comillas: vital, porque la juventud no tiene porque ser sinónimo de lucidez, ni de actividad... este Angustiano era un chico aburrido, silencioso, automata, pegado a una silla en su casa y a un ordenador...cibernauta como muchos y muchas... y solo hacia que despotricar de la gente por la red...su vida era y es una rutina mental incrustada en una realidad virtual.
Ojos que no ven, corazón desazonado...